Aquel verano
fue extremadamente duro, quizás el peor de mi vida, probablemente no te volvería
a ver en persona nunca más, seguiríamos hablando largo y tendido pero nuestras
miradas no se volverían a juntar jamás, vidas demasiado diferentes, círculos de
amigos extremos, objetivos y destinos distintos, sabía que más allá de aquellas
cuatro paredes te perdería para siempre y aun a sabiendas de ello fui incapaz
de hacer nada, lo fui dejando para el día siguiente hasta que me quedé sin días.
A decir verdad, no sabía como afrontar aquello, todavía no era del todo
consciente de lo que había pasado, todo fue muy rápido, acababa de comenzar el
verano y era incapaz de asumir que muy probablemente no te volvería a ver jamás.
Poco después
las cosas se complicarían, pues a diferencia de la perfección de cuando estaba
a tu lado, lejos de ti todo era un desastre, mi año en el instituto fue un
autentico caos, a diario vivía con muchísimo dolor en las piernas, atravesé momentos
donde apenas podía caminar, faltaba a clase, suspendí prácticamente todas las
asignaturas, me expulsaron, me pelee con profesores, me metí en problemas y un
largo etcétera que acabo concluyendo con un verano lleno de exámenes y como
guinda para ese pastel ese mismo mes me operarían. El procedimiento no tuvo mayor
problema, para variar la rehabilitación fue larga, pero contra todo pronóstico
mucho menos dolorosa de lo que recordaba. A penas me sobraban horas en el día para
hablar contigo, lo único que hacia era entrenar, visitar a mi medico y dormir,
aun así encontraba pequeños huecos para habar de todo y de nada contigo, nunca
te dije cuál era mi situación, total poco importaba ya, llevábamos casi dos
meses sin vernos, sabia que te ibas a ir a otro país, asumía que no te volvería
a ver nunca más, poco importaba ya, mi vida se desmoronaba por todas partes,
los estudios se iban por el retrete, la relación con mis amigos y mis padres también,
el futbol era cada vez más un imposible, tú eras solo una persona más en esa
inmensa lista de cosas que en tan solo un par de años se habían ido a la mierda
sin ton ni son en mi vida, mi estado de ánimo era vegetativo, no hablaba con
nadie, no me sentía bien, estaba completamente roto emocional y físicamente, el
dolor físico lo callaba con toneladas de calmantes e inyecciones a la semana,
pero para el dolor emocional no había nada, comenzaba a darme cuenta que te había
perdido para siempre y eso me dolía más que mil operaciones en la pierna, que
la más dolorosa de las lesiones.
Al no
tener vida en común y poco tiempo en mi día a día fuimos hablando menos y te
fui extrañando más, me dolía todo, nada tenía sentido, apenas podía caminar y no
estabas tú, esa pequeña bizna de luz y alegría que aportabas a mi vida desapareció
y de nuevo solo quedó la oscuridad.
CONTINUARÁ...
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