Cuantas menos
cosas tengo a mi alrededor y más solo me encuentro más me doy cuenta de todo lo
que tuve en su momento y lo que echo de menos y extraño el pasado, creo que es
algo humano extrañar el pasado, las personas y las circunstancias que nos
rodeaban antes, la vida era más fácil, las preocupaciones mas pequeñas, ahora
como adultos todas las responsabilidades recaen sobre nosotros… la vida es
diferente.
Hoy me
encuentro solo en mitad del monte a finales de diciembre con un frio que pela,
equipado solo con un pantalón, una camiseta, jersey, sudadera y gorro, junto
con mi portátil, os seré 100% sincero ¿Cómo es posible que un chico con una
carrera universitaria de primer nivel en España, que trabaja para el gobierno y
gana mas de 2000€ al mes viva en la calle?... esa misma pregunta me la hago yo
a mi mismo repetidas veces a lo largo del día y la verdad es que no encuentro
una respuesta validad. Mi formación sanitaria, mis razonamientos mas o menos
lógicos y el conocimiento de mi persona me llevan a pensar lo siguiente:
Como persona
extremadamente inconformista que soy estoy constantemente forzándome a la
insatisfacción, cada vez que tengo un objetivo y lo logro surge la necesidad de
marcarme otro todavía mayor, cuando lo logro otro y así sucesivamente hasta no
acabar nunca, hasta topar con un techo irrompible que me frustra y me desespera,
en este punto cuando en verdad creo que no puedo dar mas de mi mismo (en
cualquier ámbito, estudios, deporte, emocional…) parece de puertas para fuera
que la presión y la exigencia desaparecen, pero no, en mi mente siguen ahí, soy
incapaz de soltar esos conceptos, pasan años hasta que consigo soltar
determinadas ideas y aun así no las suelto del todo, esporádicamente siguen
dando vueltas en mi cabeza y con el paso de los meses o años incluso llego a
retomarlas con fuerza pensando que quizás en el pasado no lo intente demasiado,
lo que me suele llevar de nuevo a un esfuerzo inhumano y a un fracaso 2.0 que
vuelve a tener consecuencias negativas de frustración, estrés y ansiedad, si
bien es cierto que de todas estas cosas se aprende y en muchos aspectos vuelvo
mas fuerte no deja de generar en mi un agotamiento emocional demasiado grande
que me empuja al sufrimiento, que me lleva a tendencias masoquistas para llevar
mi cuerpo al limite mental, física o emocionalmente para que esa situación de
estrés y sufrimiento máximo genere en mi una especie de efecto rebote
gratificante.
Si echamos la
vista atrás históricamente siempre he encontrado formas de torturarme a mi
mismo, con el deporte con entrenamientos que llevaban mi cuerpo hasta el extremo
(incluso un estudio clínico que si bien era casi imposible podía poner en
riesgo mi vida) cuando se acabó el deporte vino mi crisis existencial, mi
ausencia de personalidad y el vacío emocional que sentí al ver que la mayoría
de la gente de mi entorno se desvanecía, a esto le siguió el alcohol sin
control, que dio paso a su vez a una nueva crisis deportiva donde una vez mas a
través del esfuerzo sin sentido buscaba el sufrimiento, terminando en estos
últimos años en la ausencia de personas que den significado a mi vida o a las
cosas que me rodean.
Es cierto,
quizá pensareis que estoy siendo una
persona extremadamente negativa (una de las reseñas a la que mas cariño
le tengo de mi libro es la siguiente “Cuando lo leí me dieron más ganas de suicidarme
que de vivir”) no lo considero así, refugiarme en el sufrimiento y en el
autocastigo es algo que me ha acompañado durante toda mi vida, gracias al
deporte y a mi educación he estado rodeado de grandes psicólogos y
profesionales sanitarios por lo que no he estado solo en el viaje, pero aun así
sigue habiendo aspectos difíciles en mi personalidad que me cuesta pulir o
tratar.
¿Cómo he
llegado pues a vivir en la calle con un sueldo muy por encima de la media en mi
país y un trabajo con relativo “prestigio”? la respuesta para mi es simple
después de mucho pensar y reflexionar, creo tristemente a estas alturas de mi
vida nada de lo que tenga o lo que haga va a conseguir hacerme feliz de verdad,
he aprendido que el dinero no es una de esas cosas, cuando ganaba 500 € con un
trabajo infinitamente más duro y físico era más o menos igual de feliz que ahora
que gano 5 veces mas, las personas que me rodena siguen siendo maravillosas, mi
trabajo es mejor, me siento bien pudiendo ayudar a los demás, pero siempre
tengo la tendencia de echar de menos a esas personas que no tengo, las que ya
no están, las que se han alejado de mi vida sin darme un porque o una
explicación, esas son heridas que ha día de hoy sigo intentando cerrar.
De una forma o
de otra sigo dando valor a lo que no tengo y no puedo alcanzar en lugar de a
las cosas y a las personas que puedo abrazar y querer a corazón abierto. Es por
ello que con esto trato de buscar la versión mas natural de mi, a ver si soy
capaz, sin tener nada valorar todo lo que tengo, es una experiencia que si bien
podéis pensar que es absurda, ridícula, que estoy completamente loco he de
decir que os equivocáis, hacía tiempo que no estaba tan en paz conmigo mismo,
cierto es que mi metodología de sufrir para ser feliz sigue teniendo una
ridícula conexión pero una vez mas es así ¿ qué necesidad tengo de pasar frio o
hambre?... ninguna, pero me permite conectar con mi versión mas espiritual, un
ejemplo claro y con cierto valor científico es que yo duermo siempre con un
pulsometro, monitoriza mis biorritmos y me da mucha información de mi estado
físico y mi actividad, llevo aproximadamente dos meses durmiendo en el monte en
un saco de dormir, bañándome en ríos con agua congelada, superando noches con
temperaturas negativas y aun así me levanto para trabajar y me siento vivo,
feliz, en paz, no tengo nada que me puedan arrebatar ni nada que perder y todo
lo que suceda es positivo en mi vida, mis pulsaciones por minuto en las noches
caen en muchas ocasiones por debajo de 30, manteniéndose estables entre 30 y 40
toda la noche algo que es una AUTENTICA LOCURA, dato que muestra que en verdad
mi estado de relajación y de paz es real.
Creo que
conectar conmigo mismo y con la naturaleza me siente bien, gracias a dios es
una vía reversible de la que puedo salir, si tengo hambre como y si me siento
sobre saturado me voy un fin de semana a casa de mis padres, pero sin duda
siento que esta es la vida que quiero vivir, sin demasiadas cosas que me
rodeen, es una mierda echar de menos, tener pensamientos negativos, querer a
las personas que ya no están, idealizar amores que no existieron, ver a los demás
con ojos con los que nunca te miraran ellos a ti, es una mierda sentirse solo y
es maravillosa la paz y la tranquilidad que respira uno en soledad… Supongo que
la vida me seguirá poniendo a prueba y yo seguiré poniendo a prueba a la vida,
a ver quien de los dos gana, por el momento, tras 30 años de experiencia el
sufrimiento sigue siendo mi mejor arma para sentirme en paz conmigo mismo, mi
presente y sobre todo mi pasado.
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