CAPÍTULO ANTERIOR
Habían
pasado ya un par de meses desde que hubiera cometido el mejor y mas
valiosos de mis errores ,el equivocarme de lugar y de clase para
coincidir en el mismo aula contigo, sentados el uno al lado del otro,
se que sueno terriblemente repetitivo, pero cuando no encuentras las
palabras para explicar algo perfecto, mágico, si cabe casi
milagroso, pues acabas cayendo en repeticiones para intentar entender
una situación que simplemente no tiene explicación, a lo mejor soy
yo que exagero pero sinceramente me parece una
casualidad demasiado grande para que se trate tan solo de una
casualidad… Una vez mas
divagando… como iba diciendo, cuando todo comienza con una
casualidad tan grande mezclada con unos sentimientos tan intensos que
no era capaz de entender resulta difícil de encontrar el sentido a
todos esos cambios que irrumpieron de golpe en mi vida.
Es
cierto que empezamos muy despacito, hablando con monosílabos en
conversaciones meramente dedicadas a la asignatura, irremediablemente
el roce hizo el cariño nos hicimos amigos. Si lo pienso ahora es
raro, estuve muy cerca de dejar esa clase, pues como es evidente
yo no quería asistir, ese instituto ademas estaba
lejos de mi casa, incluso unas horas coincidían algunas
semanas con mi horario de clase habitual, en definitiva no había
nada que valiese la pena de ese curso, el horario era horrible, la
distancia me obligaba a ir en coche y la asignatura en si me
importaba nada y menos, no había ningún tipo de motivo para que yo
siguiera matriculado en ese lugar, por eso las dos primeras semanas
como es lógico pensé en darme de baja de inmediato pero por unas
cosas o por otras nunca lo llegue a hacer, primero por que me daba
pereza pues la clase empezaba a las seis de la tarde, por lo tanto
tenia que madrugar para ir a las oficinas por que solo habrían por
la mañana, eso obligaba a que tuviera que faltar a mis clases
habituales, por lo tanto nunca llegue a hacerlo, es cierto que estuve
cerca, pero al final sin saber por que no solo no me di de baja, sino
que también acudía a clase con normalidad, a pesar de que no me
importaba ni lo mas mínimo lo que estaba aprendiendo, de echo en la
mayoría de las clases no me enteraba de nada, no prestaba atención,
me aburría como una ostra, no hacia los deberes etc... ya existía esa especie de conexión que ni tu ni yo podíamos
explicar y que me motivaba a seguir yendo a clase sin ningún motivo
ni razón aparente. No existía nada que me llamara la atención de
esa clase, incluso pasados los años sigo encontrando todo lo que
aprendí completamente inútil e intrascendente en mi vida sin ningún
tipo de aplicación, aun así yo seguía, sin saber por que, asistiendo
todos los días a clase, y en verdad que por aquel entonces todavía
no sabia por que lo hacia, no sentía nada por ti aun, sin embargo
estaba a gusto a tu lado y eso ya era motivo mas que suficiente para
ir, era como si una fuerza invisible me empujara, algo, no sabría
decir que me impulsaba a ir una y otra vez, ademas de esta forma iba
y volvía a casa en coche lo que hacia los meses de invierno mucho
mas llevaderos para mi, atando cabos fue como si todo el universo se
hubiera confabulado ligeramente para que tu y yo nos siguiéramos
viendo, para que poco a poco esos sentimientos que ya sentía por ti,
pero que aun desconocía
fueran despertando de ese profundo sueño aletargado
en el que se hallaban
amordazados por el miedo el dolor y la soledad, esperando
que la limpieza de tus ojos y la ternura de tu sonrisa encendieran
por completo mi oscuridad mientras poco a poco con cuidado la dulzura
de tu voz curaba las heridas de mi alma y las cicatrices de mi
maltrecho y maltratado corazón.
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