Ojalá este apartado
de mi blog y de mi vida sea infinito, no se cuantas entradas haré, pero sin
duda tratare de hacer todas las que la vida me regale. Como explico AQUÍ, una
de las formas mas bonitas que existen de viajar es con una mochila, un saco de
dormir y lo puesto, no hace falta dinero para viajar, si estas dispuesto a
dormir donde sea, a viajar donde sea y como sea no existen limites ni destino,
solo debes de tener ganas, ser abierto de mente y no tener miedo a lo que pueda
pasar, viajando como un vagabundo acabas descubriendo el mundo como es, sin
mascaras ni filtros, descubres a personas maravillosas de todos los estratos de
la sociedad, incluso conectas y te conoces a ti mismo como nunca antes, al
menos en mi caso, se que pasar frio, hambre en ocasiones y vivir situaciones algo
extremas no es apto para todos los públicos, no todo el mundo disfruta de la
experiencia de igual manera, pero en mi caso si. Poco a poco os iré
introduciendo a esas maravillosas personas que el mundo me ha puesto delante en
momentos puntuales, personas que se acercan a ti sin importar tu ropa tu
aspecto o las circunstancias, momentos de verdad, inolvidables e inspiradores.
La chica
pelirroja del libro, así me gusta recordarla, por mas que lo intento no me
acuerdo de su nombre… era un día cualquiera por la noche, cuando vives sin
nada, sin casa, dirección o destino y casi sin móvil los días pasan sin que les
pongas nombre, simplemente vives sin preocuparte por el tiempo. Era de noche, estaba
en Londres cerca de la estación de autobuses victoria, hacia un frio de tres
pares de narices, yo tenia puesto un jersey la sudadera y estaba metido en mi
saco de dormir, me encontraba sentado en una parada de autobuses en la calle apoyado
contra la pared tratando de dormir un poco, pero tenía demasiado frio, había mucho
ruido, me costaba dormir. De pronto llego una chica pelirroja y se sentó en la
parada en una esquina, parecía normal, su ropa estaba limpia, no era una vagabunda,
este tipo de situaciones me dan algo de vergüenza pues a pesar de que yo soy
una buena persona, si te pones en la piel del otro es normal que esa chica por
mi aspecto sintiera miedo, muchas veces la sociedad y experiencias personales
nos llevan a tener miedo a las personas que viven en la calle cuando la mayoría
de las veces no tiene por qué ser así, es correcto tener precaución y mantener
las distancias pero nunca juzgar antes de tiempo, el caso es que yo soy
consciente de que puedo dar miedo a otras personas cuando me disfrazo de vagabundo
y me arrastro por el mundo, me da vergüenza por que yo no quiero hacer sentir incomodo
a los demás, soy un chico normal a pesar de que mi apariencia pueda resultar
chocante.
La chica permaneció
sentada en el otro extremo del banco, había otra parada al lado pero decidió quedarse
ahí, supongo que supuso que era un viajero no un vagabundo y prefería estar
cerca de alguien antes que estar sola en otra parada en la oscuridad de la
noche, yo tenía muchísimo frio, ni os imagináis cuanto, estaba somnoliento absolutamente
reventado después de un día entero caminando, cuando por fin espabile un poco,
me di cuenta que mi nueva amiga desconocida iba en minifalda y casi sin abrigo,
y estaba allí, sentada como si nada, no pude evitar sentirme humillado al verme
allí muerto de frio con un saco de dormir polar, camiseta jersey y sudadera, de
pronto ella saco un libro y se puso a leer, poco a poco me fui espabilando, me
di cuenta que entre estar sola o acompañada decidió estar acompañada así que decidí
hablarle, le pregunté si tenia frio, por que yo me estaba muriendo y estaba alucinando
al verla ahí sentada en minifalda, me dijo que estaba bien, yo le ofrecí una
sudadera limpia de la mochila, ella contesto que estaba bien y me dio las
gracias, me contó que tenia que coger un autobús, eran las tres de la mañana,
quedaba una larga noche por delante, estuvimos hablando un buen rato, resulto
ser una chica muy agradable, por momentos cortábamos la conversación por que
estaba muy interesada leyendo un libro de no recuerdo que, en un momento de la
noche me ofrció un libro a mi, lo acepte y leí durante un rato para pasar la
noche, tener la conversación de un desconocido fue una gran noticia pues las
horas pasaron volando, yo le conté el motivo de mi viaje y el por qué parecía un
pordiosero sin necesidad de serlo, ella me conto que estaba estudiando y demás historias
de su vida, me dijo que al principio sintió algo de miedo al verme a mi ahí,
pero algo le decía que era buena persona por eso se quedó allí haciéndome compañía,
ella se reía mucho de mi porque me veía tapado hasta los dientes, tiritando por
momentos mientras ella estaba tan tranquila ahí sentada leyendo con su minifalda
y su chaquetita.
Comentarios
Publicar un comentario