CAPÍTULO ANTERIOR
El tiempo
se arrastró ridículamente despacio como si amenazara con detenerse, pasó el mes
mas lento de mi vida, el tiempo semejó ser un año, los días eran interminables
y las noticias que tenia de ti eran escasas, no quería estorbar en tu vida y al
mismo tiempo no pasaba un solo día sin que pensara en ti, en lo que te iba a
decir cuando me hablases, en todas aquellas cosas que quería decirte pero que
me callaba. Al mismo tiempo mi confianza en ti era total, sabia de tu
inteligencia, tus capacidades y tu encanto conquistaría a cualquier persona que
se cruzase en tu camino, estaba seguro que en poco tiempo te comerías a todas
las personas de esa ciudad, aun así no te decía nada. La vida en el hospital seguía
sin ser fácil, no tenia tanto dolor como en otras ocasiones, la rehabilitación no
estaba siendo tan pesada pero aun as ¡i me encontraba extremadamente triste y desmotivado.
Poco a
poco, creo que a raíz de que tu vida y situación profesional se fue
estabilizando comenzaste a halar un poco mas conmigo de manera esporádica, como
siempre y paso a paso volvimos a retomar una cierta amistad fluida, quizás esa
sensación de soledad y el cambio de estilo de vida de España en comparación con
otros países europeos hizo que estuvieras mas tiempo en casa que en la calle y
que trataras de matar el tiempo hablando con tus amigos y personas que echabas
de menos por lo que en cierto modo me sentí un poco privilegiado al saber que después
de un duro periodo de adaptación yo era una de esas personas con las que de vez
en cuando te apetecía seguir hablando, creo que esto sucedió porque cuando te
hablaba te sentías identificada en mis palabras, yo te conocía y había sentido
la soledad de estar en un país extranjero por lo que me podía poner en tu piel
y decirte todas aquellas cosas que necesitabas oír, sentías que te comprendía,
de nuevo de una forma absurda y ridícula los dos volvimos a conectar de una manera
muy especial, quizás como nunca antes lo habíamos hecho cuando todo parecía imposible.
Gracias a
estos pequeños cambios contribuiste a un aumento en mi estado de ánimo, poco a
poco te fui dando consejos de como sobrellevar el estar lejos de tu familia y
amigos, de una forma inesperada nos vimos atrapados de nuevo de 0 a 100 en un montón
de conversaciones intensas y profundas donde compartimos y dijimos cosas que jamás
nos dijimos en persona, curiosamente la distancia, esa arma que nos había separado
despiadadamente nos había a su vez unido como nada antes nos había unido. Seguía
siendo diferente, frio, distante, pero sin saber como ni por que algo nos
impulsaba a mantener la amistad en pie sin importar los obstáculos que la vida
arrojaba en nuestro camino, el tiempo pasaba, no teníamos demasiadas cosas en común,
personalidades diferentes, círculos distintos e incluso países diferentes, pero
al hablar, a pesar de ser opuestos existía algo especial, yo disfrutaba de tu compañía
y tú de la mía.
La
distancia que amenazo con separar nuestras vidas para siempre resultó ser la
excusa perfecta para hablar y mantenernos unidos de la manera mas profunda intima
y personal que jamás hubiéramos tenido. La ilusión, motivación y alegría volvía
a mi vida, de nuevo quería correr, entrenar, saltar y luchar, de nuevo me
inundaba la ansiedad de tu felicidad, ayer todo me daba igual, recuperarme en
una semana o en un mes, hoy quería tirar una pared con mis propias manos,
correr mas que nunca, luchar y pelear para recuperarme lo antes posible y de
nuevo buscar la mejor versión de mi mismo por y para ti.
Por si el
destino decidía regalarnos una inesperada segunda oportunidad.
Comentarios
Publicar un comentario