CAPÍTULO ANTERIOR
Recuerdo esos primeros días cuando nuestra amistad se comenzaba a atisbar, recuerdo como yo quería hablar contigo, inventar cualquier excusa que me diera tema de conversación, nada funcionaba, ese Benjamín ocurrente y simpático que siempre tiene algo que decir se escondía detrás de esa miscelanea confusa y embarullada que eran sus sentimientos incomprendidos por aquel entonces, por suerte tu siempre fuiste la lista de los dos y ya te dabas pie tu misma para que comenzáramos a hablar de cualquier tema intrascendente pero a hablar al fin y al cabo, luego, en clase las cosas eran un poco diferentes,
tú pasión y entusiasmo por aprender me asombraban e incluso me motivaron a mi a estudiar para tratar de compartir algún tema en común, independientemente de todos mis esfuerzos me llevabas años de ventaja, por otra parte me gustaba verte sonreír, me gustaba verte disfrutar con lo que era tu pasión, de verdad se notaba que era algo muy especial para ti, yo me di cuenta desde el primer momento por eso trate de no molestar demasiado cuando llegaba la profesora, por que enseguida comprendi que era algo muy importante para ti y a su vez tu comenzabas a ser algo muy importante para mi, por eso trataba de no distraerte demasiado, con el paso del tiempo fuiste tu la que decidiste por ti misma ser mi profesora (ya habrá tiempo para explicar esto), ver la pasión con la que mirabas esas explicaciones me hacia sentir celos, yo deseaba ya por aquel entonces que me miraras con aquella intensidad, sin hacer ruido trataba de mirarte fijamente a los ojos, tu te percatabas y me mirabas de reojo mientras esbozabas una pequeña sonrisa, poco a poco comenzamos a ser compañeros de ejercicios siempre, tu hacías la mayor parte del trabajo y no solo por que yo no tuviera ni idea sino también por que eras absolutamente infalible, no existía nada que se te escapara, eran ejercicios perfectos una y otra vez realizados en tiempo record, por que te salia natural, por que era parte de ti misma, por que sinceramente habías nacido para desarrollar esa profesión, era esta mi mayor y mejor oportunidad para hablar contigo todo lo que podía tratando que esa hora y media de clase pasase lo mas lentamente posible, intentando alargar y aprovechar cada segundo al máximo, pero como siempre el tiempo nos castigaba con su iniquidad, cuanto mas disfrutaba parecía mas rápido correr, de todas formas estaba demasiado cohibido por mis confusos sentimientos, me mostraba atropellado, confuso, no conseguía conectar contigo de la forma que a mi me hubiera gustado, en verdad sentía que pensabas que era tonto, y en si está situación me llevaba a hacer y decir muchas cosas estúpidas, muchos sinsentidos que en el fondo te hacían reír, algo que al menos me reconfortaba, el saber que mi confuso y desordenado amor al menos te hacia gracia, de una forma o de otra dibujaba una sonrisa en tú rostro, algo que me hacia inmensamente feliz, mi alma se llenaba de un sensación cálida desconocida para mi, volvía esa ebullición de sensaciones a mi piel cada vez que sonreías, cada vez que tus ojos buscaban los míos, mi corazón latía al ritmo de tu sonrisa y el tiempo volaba mientras trataba de atrapar en mi mente cada resquicio de tu rostro en aquellos instantes mágicos que lo envolvían todo mientras los segundos poco a poco se escapaban entre nosotros otro día mas… el timbre de nuevo ponía fin a nuestra pequeña y efímera historia de amor incipiente como capítulos de un libro que se escribia a si mismo llegando a su fin, cada día igual, pero a la vez cada vez distinto, todos los sentimientos mas intensos, sensaciones nuevas que comenzaban a cobrar sentido dentro de mi confusión, al salir me esperaba un pasillo oscuro, casi tenebroso donde al fondo se intuía la luz de la salida, pos allí solo caminaban nuestros compañeros buscando la puerta al exterior como andanadas de zombies que se perdían en la penumbra de la profundidad de aquel abandonado centro escolar, al fondo del todo tu y yo, ajenos al barullo formado por los pasos y las palabras entre mezcladas de aquellos “zombies” perdiéndose en el vacío, nada importaba, ni si quiera lo deprimente de la situación, yo solo escuchaba tu voz mientras miraba al suelo pensado en que estarías pensando tu, moviendo los brazos inquieto sin saber muy bien que hacer con ellos, mientras tu como casi siempre tratabas de decir algo que consiguiera arrancarme alguna palabra para así recorrer esos escasos metros que nos separaban de la salida envueltos en al menos algún tema de conversación, yo trataba de seguirte la corriente lo mejor que podía, intentando una vez mas inútilmente prolongar al máximo esos segundos que nos quedaban para estar juntos, tratando que fueran infinitos, caminando despacio pero sin dejar de seguir el ritmo tus pasos inquietos y firmes, como de costumbre mis esfuerzos eran en vano, no lo conseguía y en cuestión de un parpadeo ya estábamos fuera, tu te marchabas, yo me quedaba esperando en la puerta un par de minutos mientras veía como tu silueta se perdía en la noche, la oscuridad del invierno volvía a rodearme, perdía mi guía que eran tus ojos, perdía la música que eran tus palabras, perdía el calor que me daba tu presencia y tu sonrisa, vulnerable e indefenso el frio del invierno me rodeaba, la oscuridad me abrazaba bajo la tenue luz de una farola, la lluvia volvía a sonar con fuerza golpeando el suelo, el viento dejaba de acariciar para golpearme bruscamente con su gélido aliento, pasados unos minutos cuando ya no podía verte en la distancia me marchaba a casa, con tu recuerdo en mi mente, pensando en ti en cada paso, entonces el frio dejaba de ser tan frio, la lluvia ya no mojaba tanto, la oscuridad brillaba mas que nunca y el viento volvía a acariciarme mientras te mantenía con fuerza viva en mi recuerdo. Ya en casa, por la noche no podía evitar irme a la cama con una sonrisa deseando que aparecieras en mis sueños y que entonces fuera capaz de decir todas aquellas cosas que había querido decirte durante el día pero no me había atrevido. Me dormía deseando volverte a ver, deseando que mis sueños se hicieran realidad cuando en realidad estar a tu lado durante el día era mucho mejor que cualquier sueño y aun así soñaba con que el sueño se hiciera realidad, tenia la sensación de que estabas a mi lado de verdad y estando a tu lado mi vida se convertía en un sueño del que no quería despertar, pero cuando sonaba ese fatídico timbre te escapabas de mi vida día tras día sin yo saber que hacer, que decir o como reaccionar, siendo incapaz por momentos de diferenciar en verdad donde acababan mis sueños y comenzaba la realidad, por que a tu lado encontraba la felicidad, sentimientos y emociones que no era capaz de expresar cuando estaba a tu lado y que en la distancia semejaban tan claros, pero a la hora de la verdad, frente a tu mirada a solas entre la multitud de aquel instituto era incapaz de expresar, mi mente solo encontraba la claridad en la oscuridad de la noche, cuando tu ya no estabas, cuando pensaba durante horas que hacer, cual seria mi siguiente excusa para hablar contigo, para volver a perderme una vez mas en ese sueño perfecto que eran los segundos a tu lado, no había un segundo que perder, debía tomar las riendas de mis sentimientos de una vez por todas para actuar con sentido y firmeza, para conocer lo que tu sentías, si sentíamos lo mismo, saber si lo que soñaba tenia sentido, si tus sueños y los míos coincidían en el mismo camino, si tus dudas y sentimientos, escalofríos y nervios, palpitaciones y deseos eran compartidos, si tu vida a mi lado tenia sentido, si la casualidad había escrito las primeras lineas, el comienzo de dos vidas tan distintas pero con un único destino común, un destino y una vida juntos.
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Recuerdo esos primeros días cuando nuestra amistad se comenzaba a atisbar, recuerdo como yo quería hablar contigo, inventar cualquier excusa que me diera tema de conversación, nada funcionaba, ese Benjamín ocurrente y simpático que siempre tiene algo que decir se escondía detrás de esa miscelanea confusa y embarullada que eran sus sentimientos incomprendidos por aquel entonces, por suerte tu siempre fuiste la lista de los dos y ya te dabas pie tu misma para que comenzáramos a hablar de cualquier tema intrascendente pero a hablar al fin y al cabo, luego, en clase las cosas eran un poco diferentes,
tú pasión y entusiasmo por aprender me asombraban e incluso me motivaron a mi a estudiar para tratar de compartir algún tema en común, independientemente de todos mis esfuerzos me llevabas años de ventaja, por otra parte me gustaba verte sonreír, me gustaba verte disfrutar con lo que era tu pasión, de verdad se notaba que era algo muy especial para ti, yo me di cuenta desde el primer momento por eso trate de no molestar demasiado cuando llegaba la profesora, por que enseguida comprendi que era algo muy importante para ti y a su vez tu comenzabas a ser algo muy importante para mi, por eso trataba de no distraerte demasiado, con el paso del tiempo fuiste tu la que decidiste por ti misma ser mi profesora (ya habrá tiempo para explicar esto), ver la pasión con la que mirabas esas explicaciones me hacia sentir celos, yo deseaba ya por aquel entonces que me miraras con aquella intensidad, sin hacer ruido trataba de mirarte fijamente a los ojos, tu te percatabas y me mirabas de reojo mientras esbozabas una pequeña sonrisa, poco a poco comenzamos a ser compañeros de ejercicios siempre, tu hacías la mayor parte del trabajo y no solo por que yo no tuviera ni idea sino también por que eras absolutamente infalible, no existía nada que se te escapara, eran ejercicios perfectos una y otra vez realizados en tiempo record, por que te salia natural, por que era parte de ti misma, por que sinceramente habías nacido para desarrollar esa profesión, era esta mi mayor y mejor oportunidad para hablar contigo todo lo que podía tratando que esa hora y media de clase pasase lo mas lentamente posible, intentando alargar y aprovechar cada segundo al máximo, pero como siempre el tiempo nos castigaba con su iniquidad, cuanto mas disfrutaba parecía mas rápido correr, de todas formas estaba demasiado cohibido por mis confusos sentimientos, me mostraba atropellado, confuso, no conseguía conectar contigo de la forma que a mi me hubiera gustado, en verdad sentía que pensabas que era tonto, y en si está situación me llevaba a hacer y decir muchas cosas estúpidas, muchos sinsentidos que en el fondo te hacían reír, algo que al menos me reconfortaba, el saber que mi confuso y desordenado amor al menos te hacia gracia, de una forma o de otra dibujaba una sonrisa en tú rostro, algo que me hacia inmensamente feliz, mi alma se llenaba de un sensación cálida desconocida para mi, volvía esa ebullición de sensaciones a mi piel cada vez que sonreías, cada vez que tus ojos buscaban los míos, mi corazón latía al ritmo de tu sonrisa y el tiempo volaba mientras trataba de atrapar en mi mente cada resquicio de tu rostro en aquellos instantes mágicos que lo envolvían todo mientras los segundos poco a poco se escapaban entre nosotros otro día mas… el timbre de nuevo ponía fin a nuestra pequeña y efímera historia de amor incipiente como capítulos de un libro que se escribia a si mismo llegando a su fin, cada día igual, pero a la vez cada vez distinto, todos los sentimientos mas intensos, sensaciones nuevas que comenzaban a cobrar sentido dentro de mi confusión, al salir me esperaba un pasillo oscuro, casi tenebroso donde al fondo se intuía la luz de la salida, pos allí solo caminaban nuestros compañeros buscando la puerta al exterior como andanadas de zombies que se perdían en la penumbra de la profundidad de aquel abandonado centro escolar, al fondo del todo tu y yo, ajenos al barullo formado por los pasos y las palabras entre mezcladas de aquellos “zombies” perdiéndose en el vacío, nada importaba, ni si quiera lo deprimente de la situación, yo solo escuchaba tu voz mientras miraba al suelo pensado en que estarías pensando tu, moviendo los brazos inquieto sin saber muy bien que hacer con ellos, mientras tu como casi siempre tratabas de decir algo que consiguiera arrancarme alguna palabra para así recorrer esos escasos metros que nos separaban de la salida envueltos en al menos algún tema de conversación, yo trataba de seguirte la corriente lo mejor que podía, intentando una vez mas inútilmente prolongar al máximo esos segundos que nos quedaban para estar juntos, tratando que fueran infinitos, caminando despacio pero sin dejar de seguir el ritmo tus pasos inquietos y firmes, como de costumbre mis esfuerzos eran en vano, no lo conseguía y en cuestión de un parpadeo ya estábamos fuera, tu te marchabas, yo me quedaba esperando en la puerta un par de minutos mientras veía como tu silueta se perdía en la noche, la oscuridad del invierno volvía a rodearme, perdía mi guía que eran tus ojos, perdía la música que eran tus palabras, perdía el calor que me daba tu presencia y tu sonrisa, vulnerable e indefenso el frio del invierno me rodeaba, la oscuridad me abrazaba bajo la tenue luz de una farola, la lluvia volvía a sonar con fuerza golpeando el suelo, el viento dejaba de acariciar para golpearme bruscamente con su gélido aliento, pasados unos minutos cuando ya no podía verte en la distancia me marchaba a casa, con tu recuerdo en mi mente, pensando en ti en cada paso, entonces el frio dejaba de ser tan frio, la lluvia ya no mojaba tanto, la oscuridad brillaba mas que nunca y el viento volvía a acariciarme mientras te mantenía con fuerza viva en mi recuerdo. Ya en casa, por la noche no podía evitar irme a la cama con una sonrisa deseando que aparecieras en mis sueños y que entonces fuera capaz de decir todas aquellas cosas que había querido decirte durante el día pero no me había atrevido. Me dormía deseando volverte a ver, deseando que mis sueños se hicieran realidad cuando en realidad estar a tu lado durante el día era mucho mejor que cualquier sueño y aun así soñaba con que el sueño se hiciera realidad, tenia la sensación de que estabas a mi lado de verdad y estando a tu lado mi vida se convertía en un sueño del que no quería despertar, pero cuando sonaba ese fatídico timbre te escapabas de mi vida día tras día sin yo saber que hacer, que decir o como reaccionar, siendo incapaz por momentos de diferenciar en verdad donde acababan mis sueños y comenzaba la realidad, por que a tu lado encontraba la felicidad, sentimientos y emociones que no era capaz de expresar cuando estaba a tu lado y que en la distancia semejaban tan claros, pero a la hora de la verdad, frente a tu mirada a solas entre la multitud de aquel instituto era incapaz de expresar, mi mente solo encontraba la claridad en la oscuridad de la noche, cuando tu ya no estabas, cuando pensaba durante horas que hacer, cual seria mi siguiente excusa para hablar contigo, para volver a perderme una vez mas en ese sueño perfecto que eran los segundos a tu lado, no había un segundo que perder, debía tomar las riendas de mis sentimientos de una vez por todas para actuar con sentido y firmeza, para conocer lo que tu sentías, si sentíamos lo mismo, saber si lo que soñaba tenia sentido, si tus sueños y los míos coincidían en el mismo camino, si tus dudas y sentimientos, escalofríos y nervios, palpitaciones y deseos eran compartidos, si tu vida a mi lado tenia sentido, si la casualidad había escrito las primeras lineas, el comienzo de dos vidas tan distintas pero con un único destino común, un destino y una vida juntos.
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