Fuera
de las cuatro paredes de aquella clase yo tenia mi propia vida de
adolescente con sus altibajos correspondientes, aunque no pueda
parecerlo por los detalles que a grandes rasgos doy de mi vida nunca
fui un chico modelo, quizás no tanto por mi mismo sino por culpa de
los amigos y los ambientes en los que me mezclaba, sea como fuere,
por aquellos años las cosas en el instituto tampoco me iban
demasiado bien, no suspendía en exceso (por que al final en
septiembre siempre conseguía salvar el año), pero siempre estaba
metido de una u otra forma en líos, en clase sin embargo rara vez me
metía en problemas, era mas bien periodos entre clases, cuando
faltaba un profesor o cuando directamente no iba a clase,
particularmente ese año faltaba muchisimo a clase, por una parte
tenia esa especie de rebelión contra el mundo que tienen todos los
adolescentes sumada con mis habituales y comunes problemas médicos,
en aquella época arrastraba muchos dolores en la rodilla derecha, en
casa tampoco estaba particularmente a gusto con mis padres , esto se
le sumaba que aquella clase extraescolar en la que te veía hacia que
llegara a las tantas de la noche a casa, en un invierno
particularmente frío y lluvioso como fue aquel, todo esto generaba un
ambiente y un cuadro de insatisfacción general donde curiosamente mi
nivel de mayor felicidad surgía cuando estaba a tu lado en esa
asignatura que no me importaba ni lo mas mínimo, mi día a día era
simplemente dormir y levantarme muy temprano entre dolores para ir al
instituto caminando en mañanas lluviosas y gélidas, salpicado todo
con unas incipientes briznas de felicidad y de luz durante la hora y
media que tenia para estar a tu lado disfrutando del silencio de tus
miradas de reojo a mis ojos embobados mirandote fijamente y tu dulce
y cálida sonrisa entre dientes, en ese momento sentía que merecía
la pena, el resto del día no importaba nada, me cargabas las pilas
lo suficiente para aguantar otras 24 horas mas, la monotonía era
apabullante como dije, todas las semanas con el mismo horario, los
mismos caminos y trayectos con ínfimas variantes, eras tu la que
rompías esos esquemas y llenabas mis horas de sensaciones y momentos
nuevos que nada ni nadie me aportaba, por eso cada día paso a ser
especial, por que tu hacías cada momento intrascendente único y
especial, hasta la mas triste, aburrida e inservible lección se
tronaba en algo que me apetecía experimentar, deseaba con todas mis
fuerzas continuar en esa case una hora, dos, cien horas mas,
independiente de lo que la profesora dijera o dejase de decir, eso a
mi me importaba bastante poco, solo quería disfrutar de tu compañía,
aprovechar al máximo esa alegría ternura y felicidad novedosa que
aportabas a mi vida en aquel marco de dolor tan vacío lleno de
desmotivaciones y problemas que era mi vida por aquel entonces.
De
vuelta al instituto, no puedo recordar del todo bien el horario
(muchos años ya), pero si no me fallan los cálculos de mi cada vez
mas maltratada memoria, los martes no pasaba por clase hasta el
recreo, pues las primeras tres asignaturas de la mañana eran
totalmente inservibles, los miércoles también solía faltar a
primera hora y después entre medias siempre conseguíamos escaparnos
del insti según fueran surgiendo las circunstancias, por lo general
ese era mi horario escolar, recordando con especial cariño los
miércoles por que eran mi particular día de relax, por norma
general siempre hacia pellas con alguien, aunque tampoco tenia ningún
tipo de inconveniente con hacerlas yo solo, los miércoles soliamos
quedarnos en algún parque, algunos de mis amigos pasaban a un 24
horas llevado por unos asiáticos a comprar cerveza cuando todavía
eramos menores de edad, yo por aquel entonces no bebía alcohol y la
verdad tarde mucho mas tiempo que mis amigos en iniciarme en el
alcohol pues todavía confiaba en recuperar mi nivel físico y tener
una ultima oportunidad para retomar el fútbol de forma seria, sin
duda el deporte fue lo que me mantuvo a flote por aquellos años, el
saber que podía dar mas de mi y que no todo estaba acabado, por
desgracia los dolores de rodilla de aquella época y la caída en
picado de mi estado de salud contribuyo a que aquellos años fueran
los mas oscuros y si cabe mas difíciles de mi vida, pues todo el
tiempo que no podía dedicarle al deporte y al balón tenia que
dedicarlo a otra cosa, eran horas de mi vida que quedaban vaciás y
que de repente tenia que llenar con algo, como la posibilidad de
quedarme en casa no era una opción pasaba mas tiempo con mis amigos,
lo que consecuentemente me llevaba a meterme en mas problemas.
Mas
allá de beber cervezas en un parque, hablar y hacer el tonto durante
horas poco mas hacíamos, tampoco eramos el tipo de chavales que les
daba por romper cosas o molestar, simplemente estábamos a nuestros
asuntos en un banco, un poco a la expectativa que no fuera demasiado
evidente que mis amigos bebían cerveza y vigilando que ningún
policía nos viera y nos llamara la atención por no estar en clase,
después del recreo por lo general nos reincorporabamos con
normalidad a clase, al principio tratábamos de quitar faltas o
falsificar partes de asistencia, luego con el paso de los meses
comprendimos que 10 faltas arriba o abajo no iban a hacer la
diferencia en unas notas con cientos de faltas de asistencia, ya en
clase yo tampoco era demasiado fan de seguir el horario
preestablecido, generalmente aprovechaba para hacer otras asignaturas
o dedicarme a leer libros de lectura voluntaria de gallego (pues en
galicia damos lengua y literatura gallega y leer libros nos subía la
nota y facilitaba el aprobado), recuerdo perfectamente que
matemáticas era mi asignatura multiusos, el profesor era un señor
mayor, una excelente persona que todo el mundo respetaba, nadie solía
molestar en sus clases, sus explicaciones eran sumamente confusas,
por lo que todo el mundo se ponía a otras cosas, con otras
asignaturas, dibujar, simplemente perder el tiempo o incluso jugar
con una consola portatil, el profesor simplemente daba su
explicación, nadie le hacia caso o directamente ni asistían a clase
pues tampoco ponía faltas ni pasaba lista, como todo el mundo estaba
entretenido tampoco nadie molestaba así que sorprendentemente en el
mas absoluto caos se conseguía el perfecto orden y cuando sonaba el
timbre nadie había visto nada, ni el profesor la decena de móviles,
consolas y libros de todo tipo de color y forma y los alumnos no
habían visto absolutamente nada de la lección de matemáticas, esto
contribuyo en gran medida a que a día de hoy sea un negado en
matemáticas, aun a sabiendas que ya era una persona mayor y un
profesor un poco peculiar y pintoresco es una excelente persona y un
profesor que todo el mundo recuerda con cariño. Las clases de
filosofía también eran un buen comodín para hacer otras
asignaturas o las de ingles y biologia, por lo general estas horas de
clase me permitían hacer gran parte de los deberes, fuera del
instituto no tocaba un libro a no ser que tuviera que hacer un
trabajo, pero estos tampoco eran demasiado frecuentes y aun así en
casa solía hacer cortas y pegas lamentables de internet que eran mas
que suficientes para aprobar que era mi mayor y máximo objetivo, lo
mismo valía un 5 que un 9. Aquellas eran clases vacías, nada tenía
sentido pues estaba lejos del dulce calor de tu sonrisa y la ternura
tímida de tus ojos claros, situaciones calcadas, un instituto
parecido repleto de gente intrascendente, clases aburridas carentes
de interés,
todo igual pero a la vez distinto pues la diferencia y la que
convertía
todo en algo diferente eras tú,
solo tú
convirtiendo la nada, el vacío y la monotonía en un todo
apasionante que quería vivir y compartir contigo y solo contigo.
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